Héroes cotidianos

Sea por la proximidad de las vacaciones o por sincronicidad, últimamente, no paro de ver noticias y artículos relacionados con “el viaje del héroe”.

Ese concepto nada tiene que ver con ese fantástico viaje a Las Maldivas que quizá hayas hecho este verano ni con la semana que te has perdido sin wifi por la España rural o navegando con tu pareja por las islas griegas. Se llama viaje del héroe a la estructura básica que tienen la gran mayoría de las narraciones (novelas, películas…) que los seres humanos hemos compartido desde los tiempos de las cavernas, cuando nos reuníamos alrededor de una hoguera a contar historias. Entonces no disponíamos de más elementos para ello, que las habilidades oratorias del que narraba y la capacidad de retener información de los oyentes, que retransmitirían la información a otras personas en el futuro; vamos, algo así como un retuit con moraleja y en la Edad de Piedra.

Los medios a través de los que contamos historias han evolucionado desde entonces, pero la estructura narrativa básica sigue siendo la misma: persona corriente recibe una llamada a la acción (pierde su vuelo, su mujer le abandona, le ofrecen un ascenso que le obliga a trasladarse…). Entonces se ve obligado a abandonar su confort diario y salir a buscar una solución  para recuperar la “normalidad” o el equilibro del que disfrutaba antes de ese acontecimiento. Pero para alcanzar ese remedio debe abandonar su mundo conocido y adquirir nuevos recursos o superar barreras que le serán imprescindibles para alcanzar la “solución a su problema”. Durante su búsqueda irá probando y desarrollando sus nuevos poderes o herramientas, ganará pequeñas batallas, perderá otras que le harán más fuerte, y finalmente logrará derribar todos los obstáculos y conseguirá su objetivo. Es en ese punto de la historia cuando nuestra persona corriente, se convierte en un héroe y, con las lecciones aprendidas, regresa victorioso a su vida anterior, pero disfrutando de mayor sabiduría que compartirá con los suyos y vivirán una vida “normal” más rica, hasta que se cruce en su camino otra llamada a la acción.

Todos somos héroes, protagonistas indiscutibles de la historia de nuestra vida. Con mayor o menor frecuencia, recibimos llamadas a la acción a través de múltiples situaciones que nos sacan de nuestra zona de confort y nos obligan a desarrollar nuevas habilidades. A veces, esa llamada a la acción no es voluntaria, una enfermedad grave, la pérdida de un trabajo… Otras, nace de nuestra decisión de crecer, de adquirir nuevos conocimientos, de romper las barreras que nos limitan. En la mayoría de historias el protagonista obtiene un talismán o algún compañero de viaje que le acompaña en su gesta. Pero hay ocasiones en que nuestra resistencia al cambio nos impide ver las oportunidades.

Como coach, mi función tiene mucho que ver con esos compañeros de viaje que en las narraciones asisten a los protagonistas. Son figuras que no allanan el camino ni lo recorren por él, pero sí le ayudan a descubrir sus propios recursos, a vencer sus miedos, y le acompañan mientras desarrolla sus nuevas habilidades y supera sus limitaciones, hasta convertirse en el héroe de su propia historia.

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