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Nos encantan las historias, en particular aquellas que resuenan con nuestras creencias y valores. Algunas historias pertenecen exclusivamente a nuestro ámbito personal, otras a nuestra familia y también existen las colectivas que dan forma a las tradiciones; La Navidad es una de ellas.
Probablemente dejaste de creer en Los Reyes Magos al hacerte mayor, y puede que ya no vayas a la iglesia, pero incluso si no crees en Dios, seguramente te propones ser mejor por Navidad. En esta época del año, le dices a tus seres queridos cuánto te importan y pasas más tiempo con ellos celebrando y siendo amable. Te vuelves tan agradable que hasta puedes controlar tu temperamento de forma milagrosa cuando tu cuñado dice algo inapropiado o tu primo presume de lo bien que le va a su hijo, mientras que el tuyo está en paro. Pero, ¡no pasa nada! es Navidad, y lo haces porque es tradición y así está estipulado en las historias que le han dado forma.
En la actualidad, son muchas las personas no creyentes que siguen celebrando la Navidad, pero sólo en la superficie. Puede que ésta sea la razón por la que estas fiestas no tengan demasiado sentido para ellos. No se sientan alrededor del fuego o de la mesa para recordar y contar sus historias comunes. Simplemente, se van de compras y gastan un dineral en regalos, incluso para aquellos que no les importan demasiado. Tal vez se sienten alrededor de una mesa con el televisor lo suficientemente alto como para evitar conversaciones profundas. O puede que se tomen un tiempo libre y viajen hasta alguna playa lejana en la que tomar el sol.
En Navidad se celebra el nacimiento del niño Jesús y, como tantas otras historias y tradiciones basadas en hechos reales o en fantasías, contiene mensajes muy poderosos. Y no es necesario creer lo que dicen al pie de la letra para sacar provecho de sus enseñanzas. Pero si no te gusta su significado, puedes cambiar la historia y reemplazarla por otra más significativa para ti y para los tuyos.
Con o sin tradición, os deseo un 2018 cargado de buenos propósitos que alcanzar y alegría para disfrutar el camino.